Con profunda tristeza anunciamos el fallecimiento del Juez Nicolás Figueroa, que fue presidente del Colegio de Abogados de Puerto Rico de 1980 a 1981.
Nacido en Manhattan en 1933 de padres puertorriqueños, el juez Figueroa se crió en el Bronx, donde florecieron su curiosidad intelectual y su determinación. Se licenció en Administración de Empresas por la CUNY en 1956 y sirvió dos años en Corea, donde fue licenciado con honores como teniente primero. En 1964 se licenció en Derecho por la Brooklyn Law School, lo que marcó el inicio de una extraordinaria carrera jurídica.
El Juez Figueroa sirvió como Asistente del Fiscal de Distrito en el Bronx de 1966 a 1969 y más tarde como Administrador Público Adjunto en el Tribunal Sustitutorio. Su dedicación al servicio público se extendió a su trabajo en Morrisania Legal Assistance for Youth, donde representó a acusados indigentes. Como abogado adjunto de la Comisión Knapp (1970-71), desempeñó un papel fundamental en la investigación de la corrupción policial en la policía de Nueva York.
En 1972, abrió nuevos caminos como primer fiscal puertorriqueño adjunto de los Estados Unidos en el Distrito Sur de Nueva York, superando prejuicios y discriminación durante su mandato. De 1977 a 1980, fue Subcomisario de Policía de la ciudad de Nueva York, y en 1980 fue nombrado Juez del Tribunal Penal del Bronx.
El juez Figueroa ascendió al Tribunal Supremo del Estado de Nueva York en Manhattan en 1984, donde presidió varios casos de gran repercusión, incluido el primer juicio por el atentado contra el World Trade Center, hasta su jubilación en 2009.
Más allá de su notable carrera jurídica, el juez Figueroa era un ávido lector, viajero y aventurero, con un amor por el buceo, racquetball, y pasar tiempo con la familia y amigos cercanos. Le sobreviven su ex esposa y amiga íntima de toda la vida Carmen Figueroa, su hermana Amanda Figueroa, su sobrina Bianca Carty, su sobrino Robert D'Angelillo y muchos amigos queridos.
El legado del juez Figueroa como pionero y defensor de la justicia será recordado durante mucho tiempo.